'Conejos marinos', la especie que jamás pensabas que existían (VIDEO)
(Por: Dora Poma)
¿Conejos marinos? Así como lo lees, su nombre científico de estos animalitos es Jorunna parva. Se trataría de una tipo de molusco gasterópodo marino sin concha, que está más emparentado con las babosas que con los conejos terrestres.
Esta increíble creatura vive en las costas de Japón, donde es abundante, así como en otros lugares del océano Pacífico (Filipinas, Papúa Nueva Guinea) o del Índico (Tanzania, isla Reunión, Seychelles).
La mayoría mide menos de 2.5 centímetros de largo, su diminutas "orejas de conejo" de esta babosa son en realidad rinóforos, unos órganos quimiosensores del gusto y del olfato los cuales utilizan para detectar químicos en el agua y para guiarse por el suelo oceánico.
Asimismo, el manto "peludo" de Jorunna parva está compuesto por grupos de minúsculos bastones, llamados caryophyllidia, que cubren todo su lomo.
"No sabemos, a ciencia cierta, qué hacen esos órganos", informa Ángel Valdés, experto en babosas marinas de la Universidad Politécnica del Estado de California, en Pomona. Pero "es probable que tengan una función sensorial".
Aunque las imágenes más populares del animalito muestran ejemplares blancos con manchas negras, estas babosas marinas suelen ser de color amarillo o anaranjado. Sin duda sus fotos los han vuelto muy populares en Internet.
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MÁS SOBRE LOS JORUNNA PARVA
Son hermafroditas, es decir, todos los conejos marinos tienen órganos reproductores masculino y femenino y cuando forman pareja para aparearse, los dos intercambian esperma.
Estas especies están equipadas con "espinas copuladoras increíblemente largas", revela Valdés. En esencia, es un dardo que el animal clava en su compañero durante el apareamiento. Esta acción garantiza que permanecerán unidos mientras se lleva a cabo el intercambio de esperma, explica.
"Viven desde unos cuantos meses hasta un año", agrega Valdés, por ende cada oportunidad de apareamiento es muy importante.
Para suerte de los Jorunna parva, no tiene que preocuparse de los depredadores durante su corta vida, puesto que "son muy, pero muy tóxicos", afirma el experto en babosas marinas.