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“Torturados y hervidos vivos”, el infierno que viven los perros en los países asiáticos [FOTOS]

Al igual que los gatos, los perros también viven un infierno en países asiáticos como Vietnam, Corea del Sur y China, donde su tortura y consumo es considerado una 'costumbre cultural'. Esta es la triste realidad de los canes.

El consumo de carne de perro es considerada una 'costumbre' en países asiáticos.

El consumo de carne de perro es considerada una 'costumbre' en países asiáticos.

Hace un tiempo atrás hablábamos sobre la cruel realidad de los gatos en Vietnam, donde es ‘normal, comer carne felina, sin embargo, el mejor amigo del hombre tampoco se escapa de esta ‘costumbre’. La realidad de los perros también es trágica no solo en este país, sino en todo el continente asiático.

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Al año, más de cinco millones de perros son robados, amarrados y llevados directamente al matadero en Vietnam para satisfacer la industria cárnica, la cual tiene aún gran ‘demanda’ en China, Corea del Sur, Tailandia, India, Indonesia y Filipinas.

El proceso por el que pasan los canes para llegar hasta los platos de comida es extremadamente cruel, sin importar el país en el que sean asesinados. Debido a la enfermiza creencia de estas culturas, los perros son sometidos a un sufrimiento injustificado, debido a que se piensa que a mayor sufrimiento, mejor es el sabor de su carne.

El terror aumenta la adrenalina en los animales, razón por la cual los raptores siguen aumentando la crueldad al matarlos. Cabe mencionar, que en estos países se cree que la ingesta de carne dura ayuda a aumentar el apetito sexual, lo cual incrementa el nivel de tortura para estos animalitos.

Mientras la ‘demanda’ de carne de perro sigue aumentando, más y más personas se convierten en dueños de perros a raíz de la exteriorización de las inhumanas prácticas utilizadas para asesinarlos. Esto ha propiciado la creación de múltiples organizaciones que luchan incansablemente por detener este tipo de comercio.

Sin importar el número de firmas que consiga una recaudación, las naciones que poseen este tipo de costumbres inscritas en su cultura se niegan a torcer el brazo ante el sufrimiento que resisten los perros antes de ser faenados, cocinados y comercializados al mejor postor en restaurantes, locales de comida rápida y recintos clandestinos.

Pese a que no existen estudios empíricos, ni hipótesis científicas que avalen o comprueben las creencias que rodean al consumo de carne de perro, la gente que aprueba su consumo, asegura que la ingesta de esta carne tendría múltiples beneficios en la salud del hombre.

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Los perros utilizados para abastecer la industria son criados en granjas ilegales, en donde sufren una vida miserable, sin comida, agua y a la espera de un golpe en la cabeza que los deje inconscientes y libres de dolor al momento de ser cocinados vivos.

Mientras que los otros son secuestrados y arrebatados desde sus hogares para ser trasladados en jaulas o incluso arrastrados del cuello hacia mataderos ilegales, en los cuales se promueve y se aplaude el exceso de crueldad y sufrimiento.

Lo increíble es que, en algunos países, los mismos gobiernos son los que promueven la continuidad de la masacre que conmueve al mundo occidental. El festival de Yulin es un claro ejemplo.

Cada año y durante 10 largos días, ciudadanos chinos ‘conmemoran’ el solsticio de verano con la matanza de más de 10 000 perros, los cuales son recopilados en tiempo récord en las semanas previas a la fecha.

Sin importar el aumento de activistas, de protestas y de manifestaciones en todo el mundo en contra de estas prácticas, millones de perros continúan siendo apaleados, desmenuzados, hervidos y asesinados en países en donde, incluso, se les arrebata la voz a quienes intentan hablar por ellos.