¿Por qué los rusos recibieron con pan y sal a la selección de Portugal? [VIDEO]
Un peculiar hecho en el Mundial Rusia 2018 llamó la atención de muchos internautas, y es que los rusos recibieron a la selección de Portugal con pan y sal. ¿Qué hay detrás de esta peculiar tradición?
Muchos quedaron desconcertados ante la peculiar bienvenida que le dieron los rusos a la selección de fútbol de Portugal, cuando esta llegó a su país el pasado 9 de junio para su participación en el Mundial. ¿De qué manera los recibieron?
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Como se ve en un video que fue difundido en las redes sociales, unas chicas rusas entregaron sal y un enorme pan a los jugadores y a los entrenadores de la selección de Portugal como parte de la bienvenida. Este singular hecho resultó muy extraño para miles de internautas. Sin embargo, por raro que parezca, este acto no es más que una antigua tradición rusa para dar la bienvenida a huéspedes importantes.
Y es que en la Rusia antigua, el pan y la sal eran símbolo de prosperidad y salud, de modo que la gente que recibía visitantes se vestía de gala, organizaba un festín, y ofrecía una o dos barras de pan con sal a sus huéspedes. En cuanto a la sal, en la Rusia antigua y medieval este condimento era bastante caro y no todo el mundo podía conseguirlo. Por ello, los rusos la guardaban para ocasiones especiales, como cuando recibían huéspedes. Se creía que si alguien quería ofender al huésped, lo único que tenía que hacer era tirar sal por el suelo, como una señal de desprecio.
Pero, ¿Qué dice exactamente esta tradición de dar la bienvenida con pan y sal?
Según la tradición, la bienvenida a los huéspedes la dan mujeres vestidas en vestidos nacionales, -como se ve en el video- con un pan redondo y enorme en una tela y con un salero encima. El huésped tendrá que partir un trozo con cuidado, “remojarlo” en la sal y comerlo. Se trata de una manera de forjar la amistad entre ambas partes. Según una antigua creencia, si dos enemigos comparten pan y sal, se reconciliarán.
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Por el contrario, la antigua tradición señala que si el huésped no acepta este regalo, entonces no se le permite la entrada a la casa, para evitar el mal de ojo y sus malos pensamientos. Desde los tiempos antiguos a los anfitriones hospitalarios se les llama “jlebosólnie”, de las palabras “jleb” (pan) y “sol” (sal).