Adolfo Hitler: Guardaespaldas revela cómo fueron los últimos instantes del jefe nazi
Rochus Misch escribió cómo fueron los últimos instantes del jefe nazi. En el libro “El Último Testigo de Hitler” contó detallesde los últimos días en el bunker deBerlín,en el cual Adolfo Hitlermoriría junto a Eva Braun
Era una persona de confianza de Adolfo Hitler y también una de las últimas personas que lo vio que con vida. Rochus Misch, guardaespaldas del genocida, contó en un libro llamado “El último testigo de Hitler” cómo fueron los instantes finales del líder nazi. El autor murió en el 2013, pero su obra recién fue publicada en el Reino Unido. En el libro, Misch cuenta que cuando a Hitler le informaron que los soviéticos habían rodeado la capital alemana, el dictador reunió a su círculo más cercano en una sala y le pidió a su colaborador que no los interrumpiera. Entre quienes reunió estaba Eva Braun. Pocos minutos después de que se abriera la puerta, Misch logró ver a la pareja muerta.
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"Mi mirada cayó primero sobre Eva. Estaba sentada con las piernas estiradas, la cabeza inclinada hacia Hitler. Sus zapatos estaban debajo del sofá. Junto a ella, Hitler muerto. Sus ojos estaban abiertos y mirando… su cabeza se había inclinado levemente hacia adelante", recuerda el autor.
Además, Misch reveló uno de los grandes temores de Hitler: no quería que su cuerpo corriera la misma suerte que el de Benito Mussolini. El jefe fascista había sido capturado por la resistencia italiana dos días -el 28 de abril de 1945- antes y su cuerpo colgado de una gasolinería. Aparentemente, su cadáver pudo ser enterrado en algún lugar secreto.
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El exguardaespaldas contó que cuando Hitler le presentó a Eva Braun le aseguró que era una asistente que lo ayudaba en las tareas domésticas. Pero en una ocasión logró verla en camisón, esperando la llegada de Hitler. Según él, ella no tenía miedo de morir a su lado. Creía que era su deber como esposa.
"Permanecí como fiel servidor de mi jefe en el búnker", dijo Misch en una entrevista en 2009. Además, agregó que él no abandonó el búnker hasta que Josef Goebbels, el siniestro ministro de Propaganda nazi, le dijo el 2 de mayo que ya no lo necesitaba más y que podía partir. "Ahora estoy bien informado -dijo en 2009-. Está claro que pasaron cosas terribles. No hay excusa posible. Hubo campos de concentración. Eso no se puede negar".