Esta sería la razón del por qué nos besamos, si los animales no lo hacen

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¡El beso es raro en el reino animal! Solo el 46% de las sociedades (en un análisis a 168 culturas) practican el beso como gesto romántico. Cifra que ha excluido el beso entre padre e hijos, centrándose solo en el romanticismo de los besos entre las parejas (Estudio elaborado por la Universidad de Nevada, EE.UU). 

 

En sociedades cazadoras-recolectoras, como las tribus, que todavía existen, incluso el beso es repugnante e intolerable. Según detallan varios historiadores, es probable, que nuestros antepasados tampoco se besaran

 

En el reino animal, los parientes de los humanos, es decir, los chimpacés, los bonobos y los chimpacés pigmeos también se besan, sin embargo, la práctica es más común entre machos que entre hembras, según asevera el primatólogo Frans de Walls de la Universidad Emory de Atlanta. Aquí hay que acotar que los besos entre los primates no son románticos, son en su totalidad, sexuales.

 

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Más allá de estos dos primates, nadie más en el mundo animal se besa.

 

Pero ¿Cuándo comenzamos a besarnos? Hay evidencias de ésta práctica en textos en sánscrito que poseen una antigüedad de  más de 3,500 años, según detalla Rafael Wlodarski de la Universidad de Oxford.

 

Así el beso entre humanos sería principalmente para encontrar pareja, tal como en los animales, que de cierto modo se acercan para olfatearse el uno al otro, y descubrir quién es macho y quién es hembra.

 

En nuestro caso, nos besamos románticamente para encontrar parejas, ya que poseemos un sentido del olfato terrible, el mismo que mejora al acercarnos.

 

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El besarse sería una ‘manera de acercarse lo suficiente como para olfatear los genes de la potencial pareja’.

 

Así el beso entre hombres y mujeres sería una manera aceptada culturalmente para acercarse a otra persona para detectar su feromonas, y saber si están son compatibles con las nuestras.

 

Distintos teóricos coinciden en que el acercamiento para olfatear parejas, desembocó en algunas culturas, en el contacto físico de los labios.