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Los malos olores que todos odiamos, pero que nos mantienen saludables, según la ciencia

Conoce los olores tan desagradables que casi todos odiamos, pero que, irónicamente, pueden resultar beneficiosos para nuestra salud.

Las flatulencias y los huevos podridos son algunos de los peores olores del mundo que pueden resultar beneficiosos para la salud

Las flatulencias y los huevos podridos son algunos de los peores olores del mundo que pueden resultar beneficiosos para la salud

Hay olores que son muy desagradables, y que cuando nos toca percibirlos, nos causan grandes molestias, sobre todo si estás en lugares cerrados y públicos, como un bus, una sala de hospital o un centro comercial.

Las flatulencias o el famoso “olor a axilas” son algunos de estos fastidiosos olores. No obstante, pese a que resultan “insoportables” para la mayoría de personas, pueden ser realmente beneficiosos para nuestra salud –en pequeñas dosis- claro está.

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Un estudio publicado por la Universidad de Exeter, en Reino Unido, indica que los olores altamente desagradables, como el de las flatulencias o el de los huevos podridos, pueden resultar beneficiosos para mantenernos saludables, debido a que contienen sulfuro de hidrógeno, componente que puede resultar beneficioso a la hora de prevenir ataques al corazón o enfermedades como el cáncer.

Según los especialistas, el AP39 que contiene el gas del sulfuro de hidrógeno, en pequeñas cantidades, sirve para prevenir y reparar los daños mitocondriales de las células.

Los científicos de la universidad crearon un compuesto (AP39) a base de sulfuro de hidrógeno para aplicar en la mitocondria de la célula, la cual es su fuente de energía, y previene el daño de éstas. Al hacerlo, descubrieron que previene el accidente cerebro vascular, ataques cardíacos, demencia, diabetes y apoplejía.

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“Cuando las células se estresan por una enfermedad, absorben enzimas para generar cantidades diminutas de sulfuro de hidrógeno. Esto mantiene las mitocondrias funcionando y permite que las células vivan. Si esto no sucede, las células mueren y pierden la capacidad de regular la supervivencia y controlar la inflamación. Hemos explotado este proceso natural haciendo un compuesto, llamado AP39, que lentamente libera cantidades muy pequeñas de este gas específicamente a las mitocondrias”, precisa el estudio.