Los médicos no encontraban explicación por una marca oscura en su pierna, dos semanas después murió

Él adoraba los deportes, solía correr por el vecindario y jugar con sus amigos. Keith Pierce tenía 10 años y era un nuño como cualquier otro. Un mes antes de que la tragedia llegara a su vida, celebraba su cumpleaños número 10 y realizó una gran fiesta con sus amigos en su casa en Forks, Estados Unidos. Ese día se divertiría como nunca antes. Los amigos de Keith recuerdan ese día como uno en que la pasaron demasiado bien. Corrieron, saltaron, rieron, se abrazaron. Pero ese sería uno de los últimos días felices para el cumpleañero, pues un mes después de ese día perfecto empezó a sentir malestar y notarse débil.

Keith Pierce gustaba mucho de hacer deportes con su amigos

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Una de sus piernas se empezó a hinchar y el ya no podía caminar o correr como antes. Los médicos no supieron detectar qué era ese mal que lo aquejaba, poco tiempo después una extraña marca oscura apareció en su pequeña pierna. Los médicos, esta vez, creyeron que se trataba de alguna especie de cáncer sanguíneo extraño y jamás se les ocurrió la cruda realidad: Keith fue mordido una araña muy peligrosa. Su carne empezaba a pudrírsele y los médicos le recetaron antibióticos, aunque no pudieron evitar que el veneno se expandiera, así que decidieron operarlo  para amputarle la pierna, pero Keith no aguantó y falleció.

Una picadura de una araña llamada la "marrón reclusa" le ocasionaría la muerte

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