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10 divertidas mentiras que todos los padres dicen y que de grandes nos enteramos

¿Cuáles son las mentiras más frecuentes de los padres? 10 divertidos “engaños”

¿Cuáles son las mentiras más frecuentes de los padres? 10 divertidos “engaños”

Un niño es una mente inocente y curiosa, para ellos todo es nuevo, asombroso e incluso ‘mágico’ pero hay cuestiones que no tienen nada de inocentes, por ejemplo la clásica pregunta de cómo vienen los niños al mundo, ¿Recuerdas qué mentira te dijeron tus padres para justificar ese asunto? Cuando entramos a la pubertad la verdad salió a luz y no pudimos evitar las carcajadas. Los padres sí que son creativos, aunque a veces dicen mentiras demasiado disparatadas.

Hoy vamos a mostrarte 10 testimonios de adultos que mucha alegría recuerdan las “mejores” mentiras que les dijeron sus padres. Decimos las mejores porque tardaron años en enterarse la verdad.

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#1 Cuando muere tu mascota

"De pequeño tenía un pez naranja al que adoraba. Un día se murió y mi madre, anteponiéndose al drama que se venía, me contó que si lo enterraba en una maceta crecería una planta. Lo planté y al día siguiente apareció una planta llena de flores naranjas. Fue muy enternecedor por su parte, pero yo viví convencido de que los peces se transformaban en plantas hasta bien entrada mi adolescencia."

#2 Las flatulencias

"Mi padre solía decirme que cuando te tiras un pedo, durante unos milisegundos lo podías ver, pero en un momento se volvían trasparentes. Me tiré una buena temporada dándome la vuelta superrápido para intentar ver alguno. Alguna vez le dije a mi padre que me parecía haber visto uno, que era como una aceituna marrón, y él me dio toda la razón."

#3 Las excusas para comer

"Toda mi infancia fue una gran mentira: Me decían que si me comía los garbanzos negros del puchero, me pondría guapa; que si miraba el fuego fijamente, me mearía de noche en la cama y que si comía mucho chocolate blanco, me saldrían gusanos por el culo. También me decían que si me tragaba un chicle se me quedaría pegado en la tripa y podría morir y si me tragaba una pipa de sandía, me crecía una sandía en el estómago."

#4 La señora embarazada

"Una tarde paseando por la calle con mi padre nos cruzamos con una señora embarazada. Yo era muy muy pequeña, y le pregunté a mi padre que a ver por qué esa señora tenía la tripa tan gorda. Me respondió que se había caído de la cama y le había salido un chichón."

#5 Las uñas… un clásico

"Siempre me decían que si me comía las uñas me crecería un cuerno en la tripa."

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#6 El ‘malo’ que te viene a buscar por portarte mal

"A mi hermano le contaban que habíamos echado de la familia a un primo llamado Hugo por malo y que si se portaba mal vendría a buscarlo y también lo echaríamos a él. Le decían que estaba acechando siempre detrás de las esquinas, que tuviera cuidado con Hugo."

#7 La capacidad de volar

"De pequeño estaba obsesionado con volar. Vivíamos en una casa de dos pisos y siempre me estaba tirando por las escaleras intentando planear hasta abajo. Obviamente, no lo conseguía, y llevaba la cabeza cosida a chichones. Cuando una vez me vieron asomado al balcón se acojonaron de verdad pensando que podría saltar, así que tuvieron que inventarse algo. Se sentaron conmigo y me dijeron que volar era como conducir, que las personas no podíamos hacerlo hasta cumplir los 18. Me pareció que tenía mucho sentido nunca más volví a hacerlo."

#8 Una verdad ‘bonita’

"Mi madre tenía una panadería cuando yo era pequeña. Cuando me daba Huevos Kinder, curiosamente, siempre me tocaban las figuras molonas. Nunca el puñetero puzzle que ningún niño quería. Me decía que era una niña con mucha suerte. Mentira. Pesaba en la balanza los Huevos Kinder: los que más pesaban llevaban la figura. A los pobres niños del barrio siempre les debían tocar los puzzles y las peores sorpresas. No me enteré de esto hasta que cumplí 18 años o más. La "suerte" que tenía en mi infancia era una mentira. Pero una mentira bonita."

#9 Si no masticas bien…

"Cuando comía cacahuetes o frutos secos en general mi madre me decía que tenía que masticarlos bien o se me 'iban a ir al pulmón'. Crecí pensando en un conducto secreto boca-pulmón que se colapsaría provocándote la muerte inminente si comías cacahuetes demasiado rápido."

#10 Ay los padres

"Mi padre me decía que tenía un estómago especial para la fruta, que eso se digería aparte. Así cuando le decía que estaba llena y no quería fruta me soltaba esa mentira. Reprobé un examen de Naturales por su culpa."