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"Chemsex": la peligrosa práctica sexual de los jóvenes para aumentar el placer sexual

¡Peligroso! La locura por alcanzar el máximo placer a la hora de tener sexoestá haciendo que los jóvenes practiquen el "Chemsex" ignorando los graves riesgos de salud que implican.

"Chemsex": la peligrosa práctica sexual que los jóvenes aman porque los hacen "durar".

"Chemsex": la peligrosa práctica sexual que los jóvenes aman porque los hacen "durar".

En el mundo existen extrañas prácticas sexuales que han venido adquiriendo gran popularidad en los últimos años, pese a los graves riesgos de salud que implican. “Chemsex” es un término que se ha venido popularizando a nivel mundial. ¿En qué consiste? Tener relaciones sexuales bajo la influencia de las drogas.  

Una práctica que ha ido en aumento entre los jóvenes; sin embargo, las cifras son alarmantes que hasta un 29 % de quienes lo practican adquieren enfermedades de transmisión sexual, como VIH y hepatitis C.

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¿CUÁLES SON LAS POLÉMICAS VENTAJAS?

La influencia de las drogas durante un acto sexual tiene como objetivo que los jóvenes duren hasta ¡más de 5 horas!. Pero los riesgos y daños después de la administración de drogas son lamentables. Estas son las principales sustancias nocivas:

1.- Uso de metanfetamina, mefedrona, el GHB y la Ketamina.

2.- Además, la consumen vía inyectada.

Este tipo de drogas provocan que los hombre tengan una erección más larga y potencien sus relaciones íntimas con su pareja. Por otro lado, el GHB, provoca que la persona se sienta más relajada y desinhibida a la hora de las relaciones sexuales. Por lo que, los orgasmos son más intensos.

CONSECUENCIAS

Las personas que protagonizan el "Chemsex", pueden sufrir un cuadro de depresión instantánea, problemas para respirar, visión borrosa y los peores casos hasta caer en coma. El hecho de utilizar la misma jeringa para drogarse hace que la persona se pueda contagiar rápidamente.

“Como profesionales sanitarios es importante reflexionar que nos encontramos aún frente a un fenómeno joven sobre el que deberemos aprender todavía mucho, sin olvidar el reto de que la mayoría de las ocasiones la persona afectada no tiene una demanda de cambio conductual, carece de percepción de riesgo u escoge estas prácticas como una actitud vital”, Josep Coll.