La agonía y explotación de los animadores japoneses está siendo combatida por empresas chinas

Durante varios años un tema del cual se ha hablado mucho en la industria del anime es el poco salario y las horas infernales que tienen los animadores japonesas cuando trabajan en una serie. Hace un par de meses te dimos a conocer el testimonio de un animador japonés, el cual reveló el bajo salario que recibían y lo difícil que era trabajar en esta industria.

Sin embargo, al parecer esto está comenzando a dar un giro de 180 grados debido a la incursión de estudios de animación chinos en territorio japonés. Según un artículo publicado el día de ayer en el portal web Livedoor News, algunas productoras chinas han comenzado a colocar sedes de sus compañías en Japón debido a que su salario es mucho más barato que el de los de su país de origen.

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Los animadores de Hangzhou ganan en promedio un total de 4,700 dólares (17,085 soles aproximadamente), mientras que en Japón el salario mensual ronda los 700 dólares. Colored Pencil Animation es uno de los estudios que ha decidido incursionar en el territorio japonés, colocando una sede en la ciudad de Tokio y pagando un salario aproximado de 1,600 dólares (5,817 soles) a los animadores recién graduados, dándoles horarios flexibles, un ambiente cómodo para trabajar y la posibilidad de tomar licencias cuando ellos lo necesiten. Incluso, el estudio subsidia los gatos de vivienda y transporte que sus trabajadores tengan.

El director de Colored Pencil, Bunjiro Eguchi, explica que su principal prioridad es proporcionarle a sus trabajadores un mejor trato y un entorno laboral amigable, para de esta manera retener a las personas con talento dentro de su compañía.

Esta incursión de estudios de animación chinos en Japón se debe a que el gobierno de China está comenzando a poner medidas enérgicas contra las producciones extranjeras que llegan a ese país. Debido a que el anime es muy popular en China, las empresas han tenido la necesidad de hacer sus propias producciones para cubrir el vacío que las series animadas japonesas están dejando, utilizando su talento para producir un producto de calidad, similar al que se produce la industria del anime japonés, lo que ha beneficiado considerablemente el trato y salario que los animadores han recibido hasta el momento.

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