¿Viste “El exorcista”? Conoce la verdadera historia en la que se basó la película
Es una de las películas más terroríficas de la historia del cine y se habría basado en una historia real que ocurrió en 1949. William Peter Blatty escuchó esta historia, cambió algunas cosas y escribió “El exorcista”
Conoce la verdadera historia tras El exorcista
"El exorcista" es considerada una de las películas más aterradoras de la historia del cine. Lo que pocos saben es que esta cinta se basó en un hecho real que ocurrió en St. Louis, EE.UU, en 1949. Años después del estreno de la película, un periodista descubrió que la película se basó en el caso de un chico de 13 años cuya identidad fue protegida bajo el seudónimo de “Robbie”.
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La verdadera historia cuenta que Robbie jugó la ouija para contactarse con una tía fallecida. Robbie fue hijo único y nació en una familia luterana de ascendencia alemana. La tía con la que intentó comunicarse se llamaba Harriet y ella era su única compañera de juegos. Además, Harriet practicaba el espiritismo e introdujo a su sobrino en la lectura de la tabla Ouija.
El juego había abierto una puerta a lo desconocido. Tras jugar la Ouija, el joven cambio rotundamente e incluso una inexplicable fuerza sobrenatural lo llevó a romper hasta las paredes de su casa. Sus padres, desesperados buscaron ayuda médica, pero ningún tratamiento tuvo efecto. La familia estaba entrando en desesperación hasta que llegó a sus vidas el sacerdote Willian S. Bowdern.
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El hombre de fe les dijo que el muchacho repudiaba todo objeto religioso, hablaba con voz extraña y dialectos que eran imposibles de reconocer. Willian S. Bowdern. Estaba convencido que el chico estaba poseído por algún demonio y les hizo saber a los padres que la única forma de salvarlo era llevando a cabo un exorcismo. El sacerdote consiguió el permiso del arzobispado para llevar a cabo el ritual que se extendió por cerca de 6 semanas. Ese exorcismo no fue el único.
No fue hasta el exorcismo 30 en que consiguieron que lo que poseía a Robbie cediera y él pronunciara la frase “Christus, Domini” (“Cristo, el Señor”). Después de eso, el niño se recuperó.
A la mañana siguiente comulgó en la capilla del hospital y por la tarde durmió una larga siesta. Y cuando despertó parecía no recordar nada de su penosa experiencia. “¿Dónde estoy? ¿Qué ha ocurrido?”, les preguntó a los sacerdotes.
En agosto de 1949, William Peter Blatty, un joven estudiante de literatura de la Universidad jesuita de Georgetown, leyó en el diario The Washington Post la siguiente noticia: “Un sacerdote libra a un joven de las garras del demonio”. 20 años después, tras investigar meticulosamente los hechos y cambiar a petición del padre Bowdern la verdadera identidad del protagonista por la de una niña, escribió una novela que tituló “El Exorcista” y que vendió 13 millones de copias. El resto de la historia todos la conocemos.