Ella iba a abortar por violación pero cuando oyó latir el corazón de su bebé, todo cambio

“Mi violador no arruinó mi vida ni la de mi hijo”, es el titular de una historia que ha confrontado a todo Internet. Todos conocemos la campaña “Déjala decidir”, donde miles exigen que las leyes permitan que las mujeres aborten si salen embarazadas de sus victimarios. Bajo el lema “es su cuerpo” o “no permitas que tenga un hijo producto de una violación”, cada vez son más los estados que permiten esto. Pero  ¿qué pasa cuando una mujer decide tener a su hijo? ¿Acaso esa mujer tendrá que lidiar con los recuerdos de su tragedia en la cara de ese pequeño?

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Sara Gerardo es una madre que ha decidido contar un triste capítulo en su vida: Han pasado doce años desde que fui violada. Finalmente estoy preparada para romper mi silencio y contar mi historia. Durante casi un año fui forzada contra mi voluntad y sometida a abusos. Cuando finalmente conseguí liberarme, estaba embarazada. Todo el mundo me animó a abortar, y en aquel momento parecía lógico. ¿Quería tener al hijo de un violador? ¿Y si el niño resultaba ser igual que él? ¿Quería tener viviendo conmigo al recordatorio diario de mi violación?

Aunque por motivos de salud me falla la memoria, recuerdo el día en que acudí al médico, antes de la cita que ya tenía para el aborto. Recuerdo rezar pidiendo perdón y confiando en estar tomando la decisión correcta. Estaba dispuesta a seguir adelante hasta que escuché el latido del corazón de mi hijo. Entonces el especialista en ecografías me dijo: “Su hijo parece estar perfectamente”… Mi hijo”.

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La mayoría de mujeres que piensan abortar lo hacen sin siquiera pasar por un ultrasonido. En el caso de Sara, el solo hecho de escuchar el corazón de su bebé la hizo comprender que en su vientre no tenía al ‘hijo de un violador’ o a una ‘masa de tejido’, tenía a su hijo, una criatura inocente que merecía vivir.