Conoce al hombre que se enamoró de una cucaracha e imaginó tener relaciones con ella
El amor es para muchos una locura. No obstante el caso de este japonés pude ser muy controversial para algunos.
Yuta Shinohara, el hombre que se enamoró de un insecto
Seguramente haz escuchado historias sobre hombres que se casan con mujeres virtuales en lujosas ceremonias de boda. Ahora, puedes conocer el caso de Yuta Shinohara, quien tiene una inclinación romántica aún más extraña. Este hombre se hizo conocido porque salió con una cucaracha durante un año, y estaba tan enamorado que ansiaba tener relaciones con ella.
Si bien el amor de Shinohara por esta cucaracha puede parecer difícil de comprender para muchos, en el reportaje se muestra cómo nació su pasión hacia todos los insectos. Él es entomófago que come y hace platos usando insectos, regularmente crea sus propios platos de insectos desde cero y los vende a los comensales.
Aunque tenía una gran fascinación por los insectos desde una edad muy temprana, no fue hasta en 2019 donde Shinohara lo hizo público, pues compartió un importante informe sobre los beneficios de comer insectos como una buena fuente de proteínas en un mundo cada vez más poblado en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Con una agencia de renombre apoyando a los insectos comestibles, el joven pudo "salir" y compartir su pasión por la entomofagia.
Ahora, Shinohara se está haciendo un nombre como el creador de un delicioso ramen de cricket en su país natal. Sin embargo, cuando no está en la cocina, el japonés es más feliz en la naturaleza, y cada vez que duerme en su árbol favorito, lo describe como "el cielo".
Es justamente en este lugar donde pudo hablar sobre su amor pasado, una cucaracha llamada Lisa, la cual compró en África y con la que salió durante un año. Se apegó tanto a ella que comenzó a sentir que se estaban conectando, pero estaba destinado a ser un romance efímero debido a su corta vida.
Él habla con cariño de ella como su primer amor, y admite abiertamente que cuando estaba viva, se imaginaba cómo sería tener relaciones con ella, en un mundo de fantasía en el que Lisa era muy grande o él estaba en miniatura. Cuando el insecto falleció, él se comió su cadáver para que ella pudiera ser parte de él para siempre.
Es una historia de amor poco convencional, pero parece haber moldeado a Shinohara en la persona que es hoy. Ahora, dice que espera compartir su amor por la entomofagia con más personas en todo Japón, lo que podría no ser un objetivo difícil de alcanzar, dado que los restaurantes de insectos y las máquinas expendedoras están en aumento en el país del sol naciente.