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Las terribles torturas que aplica EE.UU. en la prisión de Guantánamo

Prisioneros de Irak y Afganistán reciben los peores tratos psicológicos y maltratos. Muchos de los hombres que salieron libres de Guantánamo han denunciado las crueles torturas. Conoce las torturas de una de las peores cárceles del mundo

Así es el interior de la siniestra prisión de Guantánamo

Así es el interior de la siniestra prisión de Guantánamo

La cárcel de Guantánamo fue abierta en enero de 2002 por el expresidente George W. Bush con el objetivo de acoger a extranjeros detenidos por terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre. En su interior ha albergado ha albergado a un total de 783 prisioneros desde 2002 hasta 2016, y en la actualidad se mantiene allí a 91 reos. Los primeros detenidos llegaron desde Afganistán cuatro días después de que ocurrieran los atentados a las Torres Gemelas.

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El territorio que ocupa la prisión tiene más de 100 años en situación de ilegalidad y EE.UU lo aprovechó para establecer una base naval en ese espacio perteneciente a Cuba, procedimiento que ha sido juzgado por la comunidad internacional.

Durante su campaña electoral, Barack Obama prometió cerrar Guantánamo. Sin embargo, en el 2014 negó un proyecto de ley que pretendía clausurar ese centro de reclusión.

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Según el informe internacional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) de 2007, entre las torturas aplicadas a los presos de la cárcel de alta seguridad en Cuba figuraban la asfixia por agua, golpes y patadas, confinamiento en una caja, desnudez prolongada, privación del sueño, la exposición a música alta, a temperaturas fría o a agua fría y el uso prolongado de esposas y grilletes.

Muchos de los hombres liberados han denunciado los interrogatorios, la restricción prolongada en posiciones incómodas, la humillación sexual y cultural, así como las inyecciones y alimentaciones forzadas y otras formas de maltrato físico y psicológico durante su detención. Según Amnistía Internacional, defensores de derechos humanos de la ONU, antiguos presos y representantes de los encarcelados, los detenidos que hacen huelga de hambre son amenazados con largos periodos de aislamiento y alimentaciones forzosas.