Estuvo un año con la pandilla más peligrosa del mundo y contó lo aterrador que fue

El antropólogo Juan Martínez escuchó e investigó por muchos años los terribles actos que cometían los integrantes de la Mara Salvatrucha, considerada la pandilla más peligrosa del mundo por el FBI. Un día decidió infiltrarse en la pandilla para saber lo que pasaba realmente. Gracias a su cercanía con sacerdote se pudo establecer el contacto con integrantes de la peligrosa MS-13. El inicio fue difícil y a Juan le advirtieron muchas cosas. Le pidieron que sea cuidadoso con dos cosas: no mencionar el número 18 para nada y nunca caminar solo por las calles.

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Mencionar el número 18 hubiese terrible para el antropólogo y se cuidó mucho de no hacerlo, ya que dicho número pertenece a otra de las pandillas peligrosas en El Salvador, Barrio 18. Caminar solo era un total peligro, porque al no ser conocido en el barrio era suficiente para que alguien lo acuchille cuando camine por la zona.

Juan vio suplicar a una mujer para no ser torturada con un palo de escoba. También observó cómo en un microbús, varios pandilleros desmembraron a una mujer de la cual cortaron la cabeza. Las partes de su cuerpo las metieron en una bolsa de basura que le entregaron a un recogedor a cambio de un poco de crack.

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Con respecto a las mujeres, Martínez contó el caso de una mujer cuya pareja fue encarcelado  y como ella dejó de visitarlo, los maras la violaron entre 10 y la degollaron.

Juan pasó 365 días con los maras y vio asesinatos, incorporaciones a la pandilla, caídas de líderes y más terribles cosas.