Intentaron humillar a periodista por vender sándwiches y su ejemplar respuesta se hace viral

Esta semana se hizo viral en redes sociales la historia de Karla Villaroel, una reportera boliviana que el pasado sábado aprovechó la gran afluencia de personas en un centro de vacunación contra la COVID-19, para vender sándwich y empanadas caseras. 

La reportera de Santa Cruz de la Sierra, utilizó su tiempo libre para recorrer los exteriores de la Escuela Militar de Ingeniería (EMI), ofreciendo sus elaboraciones para poder ganar algo de dinero extra. Aunque ella estaba muy motivada con su pequeño emprendimiento, fue criticada por una de sus amigas, la cual se contactó con ella y le preguntó: “¿Qué pasó Karla, el periodismo no te da plata, tan bajo has llegado? ¿No te da vergüenza?”, a lo que Karla le respondió “¡No me da vergüenza, sin miedo al éxito!”.

Karla a inicio de esta semana hizo una publicación contando esta historia en su cuenta de Facebook, la cual se hizo viral rápidamente en las redes sociales, recibiendo miles de mensajes de aliento por parte de los internautas.

En una entrevista que dio para la Radio EL DEBER, la reportera comentó que su madre fue la que empezó el negocio de las empanadas, pero después de un tiempo dejó de hacerlas, por lo que su hermana continuó con el negocio para poder comprarse un nuevo celular, ya que el que tenía se le había dañado.

“En una de mis coberturas en los puntos masivos de vacunación me di cuenta que había mucha gente y que durante las mañanas no vendían nada. Ese día llegué de mi trabajo y para ayudar a mi hermana le dije que vendamos empanadas en la EMI, que está a tres cuadras de mi casa. Entonces ella me pregunta si me daba vergüenza y le dije que no, y que yo haría sándwich”, comentó Karla en su entrevista.

Karla y su hermana pusieron una mesa con dos sillas en la entrada principal del centro de vacunación, sin embargo, luego de haber estado vendiendo por algunas horas, no habían podido vender casi nada. En ese momento Karen tuvo la idea de recorrer el sitio con algunos de sus productos en una charola, para vendérselos a las personas que estaban esperando en la fila.

Su hermana preocupada le comentó que la iban a reconocer y le preguntó si no le iba a dar vergüenza, a lo que la reportera le respondió que no se avergonzaba que las personas la reconozcan, incluso le dijo que eso la ayudaría a vender más rápido sus productos, algo que logró con éxito al final del día.

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