Gakkou Gurashi y la desconstrucción del género "Moe"
Nuestra colaboradora "LoliPocky" repasa la obra que combina la aparente tranquilidad de un slice of life escolar con el horror y desesperación de un apocalipsis zombie.
Gakkou Gurashi es una serie con la apariencia de un típico anime escolar, pero esconde mucho más detrás de su aparente linda estética.../Fuente: Lerche.
Por "LoliPocky".
Si no tienes ni la más mínima idea de qué trata este anime, te envidio. Eres de los pocos afortunados que todavía puede sumergirse a ciegas en esta peculiar serie slice of life, aunque la historia sea tan simple como que se centra en payasadas y cosas típicas de un club escolar creado por Yuki, guiados por la atlética Kurumi y cuidados por la maternal Yuuri. Todo es visto, claro, desde los ojos de nuestra protagonista Yuki, pero ¡oh sorpresa!, ese mundo no era más que una fantasía de la cabeza trastornada de nuestra protagonista, ya que lo que en verdad esta pasando, es que todas esas chicas están atrapadas en un apocalipsis zombie... Ups, spoiler.
Lo siento, no me culpes. Si estás leyendo más allá de este párrafo, supongo que has terminado el primer episodio o al menos un mal amigo te spoileó y ya sabes lo que sucede en él, ya que es prácticamente imposible describir el programa sin revelar las cosas que suceden en el primer episodio.
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Si a alguien se le hubiera ocurrido la idea de crear un anime mezclando las temáticas de terror zombie y moe, hubiera dudado de él, al igual que dudaría de un anime de harem con battle royale o un romance con mechas. Todo está muy bien en teoría pero, si intentas mantener un tono constante mientras te mantienes fiel al concepto, inevitablemente terminarás con demasiado harem y poco battle royale, o demasiado moe y no suficiente terror zombie. Ya que, para equilibrar los temas en conflicto en este caso, realmente necesitas algún tipo de excusa para alternar perfectamente entre un espectáculo de vida alegre y un terror post-apocalíptico oscuro, sin romper, obviamente, la inmersión del espectador.
Afortunadamente, un método para hacer que esta extraña transición entre tonos completamente diferentes funcione, reside bajo el gorro de orejas de gato de Yuki. Ya que se juega con la patología psicológica de ella, de mantener las cosas felices y alegres (típico escapismo de la realidad del otaku promedio), y la de sus compañeras de clase, en tratar que ese mundo fantasioso siga en pie. Yuki logra que los otros personajes se olviden de su situación, ya que, con eso, el director logra adormecer a la audiencia con esa misma sensación de falsa seguridad.
Por eso, pronto descubrimos que el título del programa es un juego de palabras inteligente en más de un sentido. Ya que “Gakkou Gurashi” sigue la vida cotidiana de un elenco de colegialas que viven literalmente en una escuela, cambiando entre sus intentos de divertirse y disfrutar de sus vidas en el día a día, por un lado, y mostrando cómo cada una de ellas trata de enfrentar esta horrible situación, por el otro.
Una parte importante de “Gakkou Gurashi” o en español “Vida en la escuela”, se gasta en flashbacks, mostrando los eventos que las llevaron a su situación actual. Este enfoque le quita la sensación tangible de amenaza, pero tiene la ventaja, dado el contexto de la narrativa presentada, de mostrar cómo la situación había llegado a ser como era.
Los personajes varían ampliamente en rasgos de personalidad y perspectivas, y es probable que descubras que al menos uno de ellos tiene una mentalidad con la que puedes encajar. La dinámica de poder y las relaciones entre las chicas son multifacéticas e interesantes principalmente por lo que representan. Yuuri tiene una autoridad tácita e indiscutible sobre el grupo como líder materna, Kurumi es una chica impetuosa que rápidamente recurre a la violencia, Yuki es una idealista psicótica y emocionalmente manipuladora, Miki es una pesimista estoica y fría, y Megu-nee es muy similar a esa maestra sustituta torpe pero adorable que probablemente tuviste alguna vez (entra en pánico, se cae y deja caer cosas, y sus alumnos la ignoran con demasiada frecuencia cuando no necesitan su ayuda). De ese crisol de ideales y arquetipos de personajes en conflicto surge una serie de amistades construidas por necesidad más que por convicción; ya que está construida sobre la piedra angular que es la dificultad de la situación de terror que están viviendo.
Hay una sensación de autoconciencia que se mantiene en todo el guión, ya sea (literalmente) apuntando a otras obras en las que se ha inspirado (como la película “Soy Leyenda” de Will Smith y varias novelas de Stephen King), o los inventos de la trama al hacer que los personajes hagan preguntas que la audiencia se estaba preguntando (es decir, “¿por qué esta escuela está tan extrañamente preparada para lo que sucedió?”, entre otras). Esta es una de las mayores fortalezas del programa y una gran parte de por qué me siento cómoda dándole un aprobado inmediato a esta serie. Los escritores conocían claramente el contexto artístico de lo que estaban haciendo y tenían un sentido razonable de cómo reaccionaría la audiencia a lo que estaban viendo. Ya que, si bien no estoy en contra del diseño de arte moe en los animes y no veo nada intrínsecamente malo en él, pierde frescura al usarse con tanta frecuencia en los animes modernos. Por eso, es un soplo de aire fresco ver como este anime deconstruye el género slice of life moe, como anteriormente Madoka Magica lo hizo con el género magical girl.
Otro punto a favor, es el opening que, en cada episodio, se modifica levemente (o dramáticamente) para que esté lleno de “huevos de Pascua” y pequeños presagios. Una de las cosas divertidas al seguir este anime semana a semana mientras lo veía en emisión, fue ver a la comunidad estudiar detenidamente todos los detalles y cambios menores, para así, elaborar teorías de lo que les podría pasar a cada uno de los personajes, que, si bien no es un punto a favor de la serie en sí misma, siempre es agradable de ver como una comunidad se mete de lleno en una serie, dotándola así de más vida.
Así que “La noche de las Lolis vivientes” es, en algunos aspectos, lo que tú pienses sobre ella, como cuando trata temas o como hasta qué punto uno puede construir su propia realidad, y en qué medida esto funciona como una herramienta para superar la adversidad o escapar de la realidad (que animes como Sword Art Online usan para el público otaku depresivo al que va dirigido). Es un tema que está ahí, pero con el que el espectador tiene la responsabilidad de interactuar si así lo desea o dejarlo pasar y centrarse en sus “lolis y waifus” como buenos otakus promedio.
Por eso, el impacto que tendrá este anime en ti dependerá en parte de lo dispuesto que estés a perdonar las artimañas de la trama para impresionarte, o qué tanto te interesen los personajes. Es un anime que me sorprendió gratamente, y lo recomiendo, ya que si la frase de “no juzgar un libro por su portada” tuviera una imagen, esa sería el arte publicitario de Gakkou Gurashi. Y aunque ciertamente tenía todos los elementos para ser considerado un bodrio por venir de un estudio tan mediocre, es genial ver cómo al menos alguien de Lerche realmente intentó hacer que esto funcionara. A primera vista, Gakkou Gurashi te puede parecer un indicador de que la industria del anime en Japón está muriendo, inundándonos de tantos isekais, fanservice y moe, pero, gracias a Dios (o bueno a Kamisama), la excelente escritura del guión y la majestuosa dirección, lograron que este Frankenstein de varios géneros tuviera vida, y no sea como casi todos los animes actuales: un muerto en vida… o bueno, un zombie, para ir a la par con el anime.